Tardé años en darme cuenta

Tardé años en darme cuenta. De joven le menospreciaba porque iba de moderno, me las daba de formar parte de la élite de los snobs gilipollas que se pierden el mundo mirando una rara flor que crece en las cumbres. Vamos, que era un imbécil con barba.
Pero un día escuché su obra póstuma, su Requiem, y hube de postrarme ante él. Mozart, Wolfy el rarito, el cabronazo precoz había escrito una maravilla… ¿Una? Cientos Manel, cientos. Te habías estado perdiendo a uno de los pocos génios de verdad que ha dado la Humanidad.
Como ejemplo, aunque aconsejo que escuchéis la obra entera, os propongo el Lacrimosa.
Fijaos en un detalle (instante 0’22») de cómo se puede crear una tensión tremenda con una sencilla escala ascendente de quince notas o, lo que es lo mismo, algo más de dos octavas.

Acerca de Manel Artero

Manel Artero, nacido en Barcelona, en el barrio de Poble Sec, dedicó gran parte de su vida a la informática, compaginando con ella su amor por la lectura y por la música. De esta última cursó un grado de Historia. Más tarde haría los tres cursos de narrativa y novela de l’Escola d’escriptura de l’Ateneu barcelonès que le abriría las puertas al mundo de la escritura del que siempre formó parte sin saberlo. Desde entonces ganado diversos premios en concursos de relatos. El más sobresaliente, el de la Asociación “El coloquio de los perros” de Córdoba. Compagina su tiempo entre la escritura y diversos talleres y charlas sobre música, lectura y cultura de paz, que imparte en Cerdanyola del Vallès. El ladrón de rostros es su primera novela. Editada originalmente en 2017 por la editorial Maluma y6 reeditada por su hijo, Roger Artero, en 2023.
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