En 1945 Frank Sinatra grababa la canción titulada Full Moon And Empty Arms.
Canción que ha incluido Bob Dylan en su último trabajo, un homenaje a la Voz que recoge c0anciones poco conocidas del viejo Frank. Como podréis observar su versión es de una altísima dignidad.
Pero claro, un tema tan bonito no pasa desapercibido y uno empieza a darle vueltas. Lo conocía. Mucho. Mi cabeza lo asociaba con Rachmaninov y me puse a aislar mentalmente todo lo escuchado de Sergei. La conclusión fue clara: el concierto para piano número 2. Pero hacía tiempo que no le dedicaba una audición y tuve que reescucharlo hasta encontar el maravilloso tema, casi oriental.
¿Qué llevó a Sergei Rachmaninov a componer un concierto de tan absoluta belleza? veámoslo.
Rachmaninov había estrenado su primera sinfonía con muy mala suerte. El director de la orquesta, Aleksander Glazunov, se presentó borracho al estreno y el resultado fue un auténtico fracaso, a pesar de la calidad de la obra. Glazunov tenía la musicalidad de una zapatilla de baño y parece ser que eso lo notaron sobradamente músicos de la talla de de Korsakov, que se encontraba en la sala. En vez de atribuir el resultado al amor por la botella del director de la orquesta, la crítica, se lo obsequió a la obra de Sergei. Se le cerraron muchas puertas y él, gran perfeccionista y poco tolerante a la frustración, se sumió en una gran depresión (hay quien dice que acompañada por un sinnúmero de botellas de vodka. Por si eso fuera poco parece ser que en una reunión de “genios” organizada en casa del mismísimo Leon Tolstoi, y después de la interpretación de una obra propia, se le acercó el escritor y le comentó para qué servía aquella música —parece ser que Tolstoi era amante de la música tradicional y popular y lo de Sergei se la traía al pairo—. Lo que sí es cierto es que si nuestro protagonista estaba “tocado”, después de que uno de sus ídolos le tratara de ese modo terminó de hundirle.
Le salvó el tratamiento al que le sometió su médico, el doctor Nikolai Dhal, basado en la hipnosis. De ese modo, después de tres largos años, Sergei Rachmaninov entró en el año 1900 por la puerta grande con la composición de su concierto para piano número 2, dedicado a su médico, y que terminaría de componer en octubre de 1901. Su éxito devolvió a Rachmaninov al panorama musical.